miércoles, 23 de septiembre de 2015

¡Por las escaleras!

– Hola, ¿qué tal? 
– Hola. Bien, gracias. 
– ¿Cansado del trabajo?
– Cansado de echar currículos por ahí, porque lo que es trabajo, nada de nada."
– Ah, con la crisis, es lo que hay... si está todo el mundo igual.
– Sí, claro...
– Bueno, hasta luego.
– Adiós.

Cariño, prefería mil veces cuando me encontraba en el ascensor con el vecino y hablábamos del tiempo. Que si qué frío, que si cómo llueve, que si está muy nublado o hace mucho sol…, pero las conversaciones que me saca ahora siempre son de lo mismo, la mentada crisis, el paro, que si el euro, la hipoteca… Ya estoy harto, a partir de ahora, aunque llegue con la lengua fuera, ¡yo subo por las escaleras!

– ¡Anda! A ver si te va a entrar una crisis asmática de ésas que te dan…

No puede ser, amor, ¿tú también me vas a sacar a relucir la dichosa crisis? 

¡Pues estamos buenos!


© Ana Belén Moreno Mena.                                              
© Jose Antonio Moreno Mena.

viernes, 3 de abril de 2015

Tic, tac... Tic, tac...

Impávida como un árbol de raíces bien firmes, la abuela estaba evidentemente desmejorada. Los años parecían desplomarse sobre ella como metal fundido, y estaba allí, vulnerable, impotente, en el otoño de su vida, como un niño de cinco o seis años, tan incapaz de comprender... Ya nada era igual para ella, a pesar de que todo seguía siendo igual a su alrededor: salvo su edad.



© Ana Belén Moreno Mena.                                                    
© Jose Antonio Moreno Mena.


lunes, 17 de febrero de 2014

ATRAPADO EN EL SILENCIO

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. Agotados todos los argumentos, había desenfundado la pistola. Apuntó con determinación la cabeza de la mujer, mientras sus manos correosas le apretaban el cuello, apagando su respiración.
Damien se sentó en el borde del desvencijado colchón, obligado por otro matón, y los hierros de la cama chirriaron como hienas ante su delgadez. Le escocían las heridas y la bilis le subió a la garganta. Vomitó sangre mezclada con sus propios fluidos cuando recibió otro golpe. Se le cerró la garganta al ver a Katherine, su mujer, atemorizada. Nada podía hacer por ella, salvo rezar en silencio.
La calle parecía silenciosa bajo un cielo color tinta. Los últimos rayos de sol se ocultaban por el horizonte creando una atmósfera teñida de gris, justo cuando la bala entraba por la sien de Kath, dejándola muerta sobre el frío mármol y a Damien, agonizando por no haber facilitado la información requerida a tiempo.
 

 © Ana Belén Moreno Mena.
 © Jose Antonio Moreno Mena.
                                                      

domingo, 27 de octubre de 2013

NANORRELATOS


Lástima                      Nuestros caminos se encontraron cuando nuestros corazones se perdieron.

 
Abrázame…               Si no quieres que me arrepienta.

Stop                           Cuando frené, el choche ya había chocado.

Una cerveza fría…      O mi hígado revienta…

Cerró los ojos para pensar en…  negro.


Tú y yo somos él…    Él no es nadie.

Amor ilógico.            La flor se enamora del espino nada más verlo.

Vacío.                        Estar lleno de nada es lo que más duele.

Querida, mi plan A eres tú…   Mi plan B, también.

Fin…                        The End, 结束, pää…



© Ana Belén Moreno Mena.
© Jose Antonio Moreno Mena.