lunes, 17 de febrero de 2014

ATRAPADO EN EL SILENCIO

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. Agotados todos los argumentos, había desenfundado la pistola. Apuntó con determinación la cabeza de la mujer, mientras sus manos correosas le apretaban el cuello, apagando su respiración.
Damien se sentó en el borde del desvencijado colchón, obligado por otro matón, y los hierros de la cama chirriaron como hienas ante su delgadez. Le escocían las heridas y la bilis le subió a la garganta. Vomitó sangre mezclada con sus propios fluidos cuando recibió otro golpe. Se le cerró la garganta al ver a Katherine, su mujer, atemorizada. Nada podía hacer por ella, salvo rezar en silencio.
La calle parecía silenciosa bajo un cielo color tinta. Los últimos rayos de sol se ocultaban por el horizonte creando una atmósfera teñida de gris, justo cuando la bala entraba por la sien de Kath, dejándola muerta sobre el frío mármol y a Damien, agonizando por no haber facilitado la información requerida a tiempo.
 

 © Ana Belén Moreno Mena.
 © Jose Antonio Moreno Mena.
                                                      

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